Hace unos días estuvimos en la feria CannaFriends en Ilsede, Alemania. Para ser sinceros, íbamos
con la idea de que sería algo pequeño, más local, sin mucho movimiento.
Un pabellón, un par de
stands, ambiente tranquilo… pero no.
Fue todo lo contrario.

Y qué alegría equivocarse así.
Desde el primer momento, el ambiente ya pintaba bien. Solo había un pabellón, sí, pero estaba
montado con gusto, bien organizado, sin agobios. Nosotros estábamos en una esquina, que
normalmente parece que te toca el rincón olvidado… pero nada que ver. Desde que abrimos el
stand, no paramos ni un segundo. Gente acercandose, preguntando, mirando el catálogo, charlando.
Fue un no parar, y lo disfrutamos muchísimo.
Lo mejor de todo: la gente. De verdad, qué gusto da encontrarse con personas tan majas.
Simpáticos, curiosos, con ganas de compartir experencias los más experimentados y los mas
novatos con muchas ganas de aprender y escuchar. Algunos ya nos conocían, otros nos descubrieron
allí, pero todos venían con buena vibra. Hubo momentos en los que parecía que nuestro stand era un
punto de reunión de la feria. Y oye, encantados.

Nosotros llevamos semillas y productos de Exotic Seed, además de camisetas, sudaderas, semillas
de promocion para regalar, librillos personalizdos y unas etiquetas muy chulas para poner en las
macetas. Compartimos stand con Sweet Seeds, que son amigos de toda la vida y también vienen de
España. La gente se acercaba tanto por los productos como por el ambiente que se respiraba en
nuestro rincón. Y eso, al final, es lo que más cuenta.

Una de las cosas que más nos llamó la atención fue la cantidad de gente que vino. Ilsede es un
pueblo pequeño, y pensábamos que la feria iba a ser más tranquila, con poca afluencia. Pero no.
Desde el primer día, aquello se llenó. Había movimiento constante, y lo mejor es que no era solo
gente de la zona. Vinieron personas de otras ciudades, lo cual nos sorprendió. Se notaba que había
ganas de feria, de cannabis, de comunidad.
Eso sí, no todo fue perfecto desde el minuto uno. Cuando llegamos para montar el stand, los
responsables de la feria no encontraban nuestro palé con la mercancía. Imagínate el susto. Nosotros
allí, con cara de “¿y ahora qué?”, y ellos buscando por todos lados. Por suerte, lo solucionaron
rápido y todo llegó a tiempo, pero ese momento de tensión no se nos va a olvidar fácilmente.
La feria estaba pensada para el público final, y eso se notaba. Nada de postureo ni tecnicismos.
CBD, cosmética, semillas, vaporizadores, asociaciones, talleres, miel y productos cannabicos de
todo tipo… había de todo, y todo muy accesible. Incluso las charlas eran cercanas, sin rollos
complicados. Se podía aprender, preguntar, debatir, sin sentirse fuera de lugar, si hablas alemán por
supuesto.
También había música con un escenario y actuaciones en directo tipo festival, zonas para sentarse,
food trucks con comida… todo muy bien montado, las opciones de comida eran un poco escasa se
hubiera agradecido algún food truck más. El ambiente era relajado, pero con energía. Se notaba que
la gente estaba a gusto, que había ganas de estar allí. Y eso se contagia. Nosotros nos volvimos con
la sensación de haber estado en algo especial.

Nos llevamos de CannaFriends una experiencia brutal. No solo por lo que vendimos o los contactos
que hicimos, sino por lo que sentimos. Fue una feria que nos recordó por qué hacemos lo que
hacemos. Porque detrás de cada producto, de cada marca, hay personas. Y cuando esas personas se
juntan, pasan cosas buenas.
Gracias a todos los que pasasteis por nuestro stand. A los organizadores, que se lo curraron. A los
compañeros expositores, que compartieron ideas, risas y buenos momentos. Y sobre todo, gracias a
la gente que vino con ganas de conocer, de preguntar, de compartir.
Volveremos. Sin duda